Sobre la inauguración del MUSA, Museo Anconetani del Acordeón

16 de Noviembre del 2005

LOS ANCONETANI, FAMILIA TRADICIONAL SI LAS HAY…

Secretaría de Cultura del Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, a través de la Dirección General de Museos, auspicia la apertura del Museo Anconetani del Acordeón, que se inaugurará el próximo viernes 18 de noviembre a las 17:00 en Guevara 492 (y Maure), barrio de Chacarita.

Sin dudar alguna vez los barrios porteños no eran dormitorios tan sólo a los que se llegaba a dormir. Eran una parte nuestra –y no la menos importante- donde pasábamos nuestras horas y lo vivenciábamos.

Alguna vez los porteños, en verano, sacábamos dos sillas a la vereda; una era para el vecino y mate en mano, dialogábamos y confraternizábamos. También fueron una impronta y un hecho inconstrastable, la creación de bibliotecas, clubes, escuelas.

Eran vecinos más nuestros aquellos vecinos. Fueron gente cercana a todo lo que le ocurría al otro y en un sentido, también le ocurría a uno. El grado de compromiso ya sea con la calle cercana a nuestro domicilio y con otras, era un deber irrenunciable.

Así se fue conformando la ciudad. De a poco, con sus cines de barrio, con sus clubes, todos eran parte del desarrollo común, de la ayuda mutua y el esfuerzo propio: sin quererlo quizás, en los hechos, por concepción de vida, eran el emblema del pensamiento cooperativista que trajeron desde sus tierras tan lejanas.

Los Aconetani no fueron la excepción y muy por el contrario, fueron artífices de ese Buenos Aires más nuestro, más propio.

Llegados de la madre tierra Italiana, Don Juan quien prontamente se hizo cargo de su familia también se hizo cargo del barrio. Como muy pocos intervino en la Asociación de Fomento Federico Lacroze, con todas las fuerzas, el ímpetu y las ganas de un inmigrante que consideraba un deber ineludible devolver a la tierra que lo había recibido con el mismo grado de afecto y consideración.

Lamentablemente, el paso de los años fueron quitando esos ideales, esos sueños y ese compromiso; lamentablemente, ya no están los Cersósimo, los Maccione, los Cetrá, los Amoedo…

Pero quedan sus banderas, sus enseñanzas y sus sueños. A nuestras generaciones le quedan sus enseñanzas, sus anhelos, sus realizaciones culturales realizadas desde el barrio mismo.

A modo de conclusión queremos rendir nuestro cariño y agradecerles a los Anconetani todo su amor desplegado en la barriada; todas sus realizaciones, todo su don de gente.

Y decirles, para qué ocultarlo, nuestras banderas son las suyas. Las épocas son distintas, pero los ideales son los mismos.

Nosotros también queremos un barrio más nuestro; nosotros también queremos ver cumplidos sus deseos.

Para finalizar y pese a que pueda sonar una exageración, estamos convencidos que este barrio hubiera sido muy otro de no existir esta familia; quizás, sin los Anconetani, sin los Cersósimo, ni siquiera hubiera sido un barrio…

Sería, si, una casa al lado de la otra, un departamento al lado del otro. Pero nada más.

Los Anconetani le dieron contenido al barrio, le dieron forma, le dieron razón de ser y de existir.

Nunca se irán del barrio y por más que pasen los años y las décadas, seguirán estando aquí como los Comastri, los Bollini, los Jorge Pinasco, los Carlitos Funes, los Héctor Messina…

Nosotros, simplemente, tratamos seguir sus enseñanzas… Ojalá podamos lograrlo.

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